Dado que no me enteré del nombre de la cinta, estoy seguro de no incurrir en spóiler. En efecto, cine argentino de calidad. Era un viejo de alrededor de unos 70 años, embutido en un coche pequeño en medio de una carretera de provincia. En un tramo conoce a una mujer de mediana edad (digamos 35-45 años), que le ha dejado tirada su vehículo. Coincide que van al mismo pueblo. En el trayecto, surge cierta amistad, quizá ella ve en él al padre. Lo cierto es que no era Serpico, pero sí que había sido matón durante la Junta Militar de Videla. Es el último viaje. El viejo se está muriendo, lo está devorando el cáncer. Es el viaje del retiro. No se lo cuenta a nadie. Nada a nadie.
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